El suicidio de Kira, una alumna de 15 años del Pare Manyanet Sant Andreu –también conocido como Jesús, Maria i Josep– ha hecho que saliesen a la luz graves acusaciones contra el centro que se arrastran desde hace años.
La última imputación se debe a un caso en el que aparecieron ladillas en las pestañas de tres alumnos de la escuela. Los hechos ocurrieron en 2017 aunque fue en diciembre de 2021 cuando María José, la madre de Kira López, decidió denunciarlo en base a los testimonios de las familias afectadas. Las acusaciones recaen sobre tres miembros de la pastoral, entre ellos el cura al que le localizaron 39 GB de pornografía infantil en el ordenador.
INVESTIGACIÓN CERRADA
Según relata María José a Metrópoli, en 2017 se investigó a las familias afectadas y la profesora de los alumnos acudió al CAP voluntariamente. A pesar de que los padres lo solicitaron, nadie investigó a los miembros adultos de la escuela.
Tras un largo proceso, la DGAIA –Dirección General de Atención a la Infancia y a la Adolescencia– eximió a las familias mientras el centro «evitó ser investigado». El colegio explicó que los menores se «habrían contagiado fuera del colegio».
EL CENTRO LO NIEGA TODO
Cinco años después, el centro incide en que en 2017 el caso de las ladillas se cerró «sin ninguna acusación, sanción o recomendación a la escuela», que «quedó eximida de cualquier responsabilidad». Asimismo, resaltan que «informaron a las familias de la situación». José Manuel, el padre de Kira, es muy crítico con dicha declaración: trataron las ladillas como «piojos» sin indicar que se suelen transmitirse por contacto sexual.
Por otro lado, el Manyanet asegura haberse puesto en contacto recientemente con las tres familias afectadas. «Ninguna de ellas relaciona el contagio con ningún comportamiento inadecuado y mucho menos de abuso sexual, ni en la escuela ni en el entorno familiar», remarcan.
Respecto a la investigación de Educación, el colegio ha señalado que «desconoce completamente cuáles han podido ser las motivaciones para la emisión por parte de la DGAIA del actual comentario», que «no es una resolución administrativa y no ha sido notificada a la escuela».
PORNOGRAFÍA INFANTIL
Según María José, en 2017, cuando sucedió este «inexplicable fenómeno», otras familias del centro denunciaron presuntas actitudes pedófilas hacia sus hijas por parte de uno de los tres miembros de la pastoral. Unas conductas que, según la familia de Kira, también podrían haber afectado a la joven tras constatarlo en unas conversaciones de móvil con una amiga que localizaron tras su muerte.
Mientras la investigación por las ladillas estaba abierta, el centro no avisó de las denuncias y «apartó» al acusado. Además, el cura de los 39 GB de violaciones infantiles también estaba en el centro en esas fechas.
OCULTAR LOS HECHOS
Tras la reciente denuncia de Maria José que ha reabierto el caso, la DGAIA ha visto «gravedad» en los hechos y ha pasado el caso a Educación.
El traslado se debe a que, en base a las pruebas aportadas, se considera que son unos hechos que se deben investigar «como algo que pasó dentro del colegio y no de forma externa afectando a esas familias, como pretendió el colegio», explica María José.
RESOLUCIÓN DEL SÍNDIC
Este caso también fue trasladado al Síndic de Greuges por parte de la familia de Kira, que ya denunció la pasibilidad del colegio tras dictaminar que no hubo bullying hacia la joven.
El pasado 25 de enero el Síndic publicó la Resolución final en la que confirma que hubo «maltrato» durante años hacia Kira en el colegio y que «el mismo no hizo nada por impedirlo».
MEDIDAS EN EL COLEGIO
En esa resolución, el Síndic «alerta» sobre la necesidad de tomar medidas con el colegio y, sobre todo, con un tercer miembro de la pastoral que tuvo acercamientos hacia la víctima.
Según explica su madre, el acusado «encerró a solas a Kira durante horas y le amenazó con humillarle delante de sus amigos y compañeros en el teatro del colegio si explicaba algo de lo que iba a pasar allí».
REVISAR EL CASO
La familia denunció internamente los hechos al colegio. Un tutor les dio a entender «que se tomarían medidas» pero no fue así. El primer informe del Departamento de Educación mostró que el colegio nunca llegó a abrir ningún protocolo ni expediente para «proteger a Kira» pese a las demandas de la familia.
Basándose en el «único testimonio del colegio», Educación llegó a desvincular el bullying, por lo que el Síndic volvió a instar a Educación a revisar el caso y así se ha hecho: no solo por el presunto bullying hacia Kira, sino también por los supuestos casos de abusos sexuales que tensan aún más las cuerdas del centro.